En moda femenina se llevó el vestido camisa (o vestido Imperio), unos vestidos rectos de muselina o algodón blancos que ya habían sido popularizados por la reina María Antonieta en Versalles. En el calzado, en esta centuria se llevaban zapatos de cuero de color negro o marrón, con diversos motivos ornamentales: hacia 1630 se decoraban con unas grandes escarapelas; hacia 1670, se ataban con grandes lazos, que sobresalían por los laterales del zapato; y, hacia 1690, se usaban unas lengüetas altas, dobladas sobre sí mismas.
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